La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria está habitada por cerca de 400.000 personas. Ello ha supuesto, entre otras cosas, que administrativamente sea considerada como una gran ciudad. Y como tal parece querer comportarse: el carnaval y varios festivales internacionales pretenden ser su escaparate al exterior, donde quiere encontrar su razón de existir. Sin embargo, estos espectáculos no están destinados a los habitantes de la ciudad y son, simplemente, eso, espectáculos.Somos el público que se asombra, pero no participa. Y el hecho de que no participemos hace que la cultura –si puede llamarse cultura– sea únicamente patrimonio de algunos privilegiados: nosotros pagamos, pero se levantan muros para que no podamos disfrutar. O se lleva lejos de donde es útil ¿para el disfrute de quién?
El objetivo que perseguimos con este espacio que inauguramos es recuperar el espíritu con que nació la Plazuela. No pretendemos ser una continuación de aquella iniciativa: carecemos de los medios para ofrecerle a nuestra comunidad una programación ambiciosa. Sin embargo, contamos con el apoyo de escritores, actores, investigadores, editores y lectores; y esperamos que esta empresa que iniciamos sea respaldada por la comunidad a la que ofrecemos este lugar para que participe y continúe disfrutando de otras alternativas.
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