martes, 20 de septiembre de 2005

Catástrofes cotidianas

A veces, preferiría no tomarme las cosas tan a pecho, pero parece que cuanto más viejo... aparte de perder ese maravilloso hábito que es para la mente la escritura -me lo decían tantas veces...-, pierde con mayor frecuencia los nervios.

Uno se ofende cuando camina por la calle y ve una falta de ortografía en cualquier letrero; cuando se encuentra en un barco o escucha la radio y "le informan que"; cuando alguien dice de otro que es un "canchanchán"... en fin.

Uno preferiría no ser testigo de esas catástrofes que son maltratos para con la lengua que uno aprendió, desde pequeño, a amar; como preferiría oír ciertas cosas que oye y no tener que oírlas. Pero se ve que de nada sirve lo poco que a uno le guste algo para que eso desaparezca y es que, infelizmente, a todo se acaba acostumbrando uno. Como a un texto que concluye con más pena que gloria.

En breve regresan las actividades

El espacio que da nombre a este blog volverá a abrir sus puertas en breve. Octubre es el mes de la normalidad...